
Se trata de la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem. Primera reunión de alto nivel en México. El frente económico y el temor por las filtraciones.
Esta semana Claudia Sheinbaum conversará en la CDMX con la secretaria de Seguridad Interior de EU, Kristi Noem en la que será la primera visita de alto nivel de un funcionario del gabinete de Donald Trump a México.
Noem es una funcionaria clave porque tiene bajo su órbita las dos cuestiones centrales detrás de la tensión arancelaria entre México y EU: el control fronterizo y el tráfico de fentanilo, de hecho, a las pocas horas de ser ratificada por el Senado, la funcionaria participó de redradas antidrogas portando un chaleco anti balas de la DEA.
En la conversación de Noem con Sheinbaum el gabinete mexicano espera divisar la certeza más anhelada: que la exgobernadora de Dakota del Sur diga, de modo expreso, que pide la Casa Blanca para fijar una política comercial estable con o sin aranceles, pero, en definitiva, sin sorpresas ni plazos de treinta días. Sheinbaum, en la intimidad de Palacio, asegura que de momento ningún funcionario de Trump ha hecho ese enunciado de condiciones, ni el secretario de Estado Marco Rubio ni el de Comercio Howard Lutnick, a quien a Marcelo Ebrard visitó la semana pasada.
En la óptica de Sheinbaum, el pedido transaccional no aparece porque Trump hace política interna con el mensaje de los aranceles, como sucedió el viernes pasado en Washington, donde Trump volvió a decir que no quiere autos ni de México ni de Canadá en EU.
Para la presidente, su homólogo gusta de sostener esa retórica porque le permite proyectar una posición imperial de Estados Unidos que es taquillera en las bases republicanas. Lo mismo sucede en Ucrania y Medio Oriente, con la intención de controlar negocios estratégicos detrás de una retórica hostil y vertical.
La pregunta ineludible en Palacio Nacional: ¿Cuál es el interés real de Trump en México detrás de los aranceles, el reclamo de mano dura contra el crimen organizado o la cuestión migratoria? Hace una semana un funcionario le dijo a la presidente que no se puede perder de vista la cuestión del Golfo de México y la riqueza de su subsuelo. Si así fuera, el comentario superficial de Trump sobre el «Golfo de América» encerraría cuestiones más delicadas, en un momento en el cuál Pemex se acerca a un abismo financiero.
Estos asuntos están por encima de otras cuestiones inquietantes a este lado de la frontera, por ejemplo, las recurrentes filtraciones del staff de seguridad de Trump. El fin de semana se filtraron datos del Pentágono que fueron recogidos por la prensa sobre las operaciones en Medio Oriente. Por otra parte, The New York Times reveló que el magnate Elon Musk estaría asistiendo a reuniones dedicadas a temas de inteligencia.
Para el Gobierno mexicano esas fallas de seguridad – elementales -, son un problema porque podrían conspirar contra la ambición de mostrar que la cooperación en materia de seguridad con Washington se desarrolla en carriles de acuerdo y coordinación.
El otro frente es el económico. Sheinbaum requiere de una dosis de certeza que permita contrarrestar el clima en el mercado de que la recesión es inminente. En el entorno presidencial miraron muy de cerca la encuesta de Citi de la semana pasada que anticipa un nulo crecimiento para el país. Hace juego con otros documentos similares emitidos por Goldman Sachs, UBS y el banco brasilero Itau.
Un panorama complejo que explica cuestiones de la actualidad, como la tensión de la presidente con el magisterio. Detrás del caos generado por el activismo de los maestros aparece una vocación de austeridad que conduce a un ahorro de tan solo 3600 millones de pesos.
Sheinbaum espera que Noem le ponga letra a la melodía de Trump para, de ese modo, apaciguar la incertidumbre y encontrar una economía más previsible. Las muestras de buena voluntad son visibles: el Gobierno aceleró sus reformas de seguridad e inteligencia a pesar de las críticas de diversos sectores del oficialismo en Diputados. Todo sucedió tal como el secretario Omar García Harfuch le anticipó a Noem a mediados de febrero, cuando sostuvieron una llamada telefónica de más de una hora.