
Para maravillarse observando paisajes de otros mundos y vivir aventuras en distintos territorios de nuestro sistema solar, no es necesario viajar al espacio, ya que a lo largo de millones de años la actividad y la erosión geológicas han originado en nuestro propio planeta lugares dignos de figurar en una imaginaria guía de viaje a destinos extraterrestres.
Algunas cuevas, montañas, volcanes, desiertos, glaciares y formaciones rocosas ofrecen vistas inimaginables, como es el caso del Parque Forestal Nacional de Zhangjiajie, en China. Este lugar es famoso por sus picos únicos, paisajes deslumbrantes, frondosos bosques conocidos como el ‘Jardín del Cielo’ y formaciones rocosas similares a pilares.
Uno de los principales atractivos de este espectacular espacio natural, incluido en la lista de Geoparques Mundiales de la UNESCO,es la Cueva de Tianmen, también conocida como la ‘Puerta del Cielo’, un gigantesco agujero natural formado en la roca, situado en las alturas de la montaña Tianmen.
Durante la visita al parque se puede ascender a la montaña Tianmen en uno de los teleféricos más largos y con mayor desnivel del mundo y acceder al antiguo templo de la montaña de Tianmen, santuario budista construido durante la dinastía Tang.
Lejos de ahí se encuentra el impresionante desierto de Wadi Rum, situado al suroeste de Jordania y también conocido como el Valle de la Luna, y donde el viento y el agua han forjado un laberinto de formaciones rocosas, que se elevan hasta los 1.750 metros de altura, ofreciendo al visitante grandes espacios abiertos, cañones, depósitos de agua y pinturas en la roca que datan de más de 4 mil años.
Este desierto, donde se respira una enorme sensación de paz y los atardeceres son inigualables, puede recorrerse en camello, haciendo senderismo, en vehículos todo terreno o en globo aerostático, observando lugares de interés como el puente de piedra de Burdah (el más alto de Wadi Rum), y los Siete Pilares de la Sabiduría, que son formaciones rocosas espectaculares.
Otro sitio espectacular es Vatnajökull, el mayor glaciar de Islandia y uno de los mayores de Europa en extensión. Se trata de una impresionante masa helada que se asienta sobre una cadena de volcanes de gran altura y exhibe una gran variedad de formaciones y paisajes, como sus lagunas de ensueño, donde pueden observarse icebergs, y sus cuevas, formadas por el agua que corre a través o debajo del glaciar.
En Breiðamerkurjökull, al sur de Islandia, se encuentra una de las principales entradas al glaciar Vatnajökull, desde donde se puede acceder al laberinto de túneles que se han formado dentro del hielo, por efecto de los deshielos y la acumulación de nieve, que, al compactarse, atrapa burbujas de aire por las que penetra la luz, creando un espectáculo visual extraordinario.
Otro lugar que parece sacado de una inteligencia artificial es el Parque Nacional Yellowstone. Ubicado en Wyoming, Montana e Idaho, alberga gran variedad de animales salvajes como osos pardos, lobos, bisontes y alces, y ofrece el colorido Gran Cañón de Yellowstone; la belleza silvestre del lago Yellowstone; las llamativas erupciones de ‘Old Faithful’, el géiser más popular del mundo, y cientos de otros géiseres y aguas termales.
En otro punto del planeta, en medio de una gran variedad geológica y paisajística, entre zonas desérticas con rocas volcánicas y bosques densos y verdes, se alza el Etna, símbolo de Sicilia en el mundo, el mayor volcán activo de Europa y uno de los más altos del mundo, incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El Etna es un estratovolcán, es decir un volcán cuya altura varía con el tiempo debido a las erupciones, y en su ladera oriental, cuyas paredes se caracterizan por tener unos profundos cañones, se localizan dos de sus facetas más llamativas: ‘la cueva de hielo’, una cavidad en la que se ha formado un glaciar perenne, y el ‘valle de Bove’, una depresión volcánica en forma de cuenca.
Conocer los cráteres volcánicos formados por las erupciones, como los ‘conos Silvestri’ que surgieron en 1892; fotografiar los desiertos de arena negra del Etna; observar sus altos barrancos; e internarse en los tubos volcánicos formados por antiguos flujos de lava, es una experiencia que desvela la belleza creada por la actividad geológica y la furia de la naturaleza, concluye Civitatis.