• El Senado de México aprobó en particular en la madrugada de este miércoles la reforma del Poder Judicial al alcanzar la mayoría calificada necesaria.
  • La reforma contó con el voto decisivo de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien se sumó al debate tras haber pedido una licencia por problemas de salud.
  • Al menos un trabajador del Senado de México resultó herido este martes durante la irrupción de manifestantes contrarios a la reforma judicial, que provocó un receso de la misma, informó el área de Comunicación Social de la cámara alta.
  • La iniciativa de AMLO propone, entre otras cosas, que los jueces y magistrados sean elegidos por voto popular.

Una vez aprobada por el Congreso de la Unión, la reforma debe ser ratificada por la mayoría de las Legislaturas de los estados y sus resultados se comunican al Congreso de la Unión. En este caso, se requiere la aprobación de al menos 17 de las 32 Legislaturas estatales.

El bloque formado por Morena, PVEM y PT ha sumado el apoyo del senador Miguel Ángel Yunes Márquez, del PAN, hijo del exgobernador veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares.

Con este escaño, el oficialismo ha reunido 86 votos, exactamente el mínimo requerido para aprobar la reforma a la Constitución. A la mayoría le ha beneficiado también la ausencia de otro senador de oposición, Daniel Barreda, de MC, que no acudió a la sesión alegando que ha estado acompañando a su padre, arrestado este mismo martes en Campeche, según la versión dada por su partido.

La oposición ha visto en el apoyo de Yunes y la ausencia de Barreda el resultado de una agresiva campaña del oficialismo basada en amenazas y persecución, para hacerse a como diera lugar con los votos necesarios para aprobar la enmienda. Morena ha negado las acusaciones, que tampoco fueron sustentadas con evidencias. Finalmente, 41 senadores del PAN, PRI y MC votaron contra la reforma.

Corrían señalamientos de coacciones, chantajes y traiciones dentro de las filas de la oposición. Nada más comenzar el debate, Clemente Castañeda, coordinador de MC, denunció que tanto el senador Barreda como su padre habían sido detenidos y acusó directamente a la gobernadora de Campeche, la morenista Layda Sansores, que negó el señalamiento de inmediato a través de sus redes sociales.

“Ustedes saben que no cuentan con los votos para pasar la reforma constitucional y que es una realidad que están presionando, utilizando a las Fiscalías de los Estados para obtener los votos que les faltan”, acusó el panista Ricardo Anaya.

Luego surgió la incógnita y el galimatías de Yunes Márquez.

Desde la noche del lunes, cuando rompió todo contacto con su partido, se alzaron las dudas sobre su adhesión al oficialismo. Las sospechas crecieron cuando Fernández Noroña comunicó al pleno que el senador panista había solicitado licencia por un padecimiento en la columna vertebral.

La licencia dio paso a que su escaño lo tomase su suplente, nada menos que su propio padre, Yunes Linares. Cuando el exgobernador veracruzano entró al pleno, escoltado por morenistas y abrazado por Augusto López, pasó a la tribuna y se enzarzó en una bronca con Marko Cortés, senador y dirigente del PAN, que momentos antes había cargado contra Yunes hijo.

La confrontación dejó ver que el clan Yunes, que enfrenta varias acusaciones de corrupción, tomaba distancia del bloque opositor. “Hubiera sido más decente, querido amigo, que nos hubieras tomado la llamada y nos hubieras dicho: voy a traicionarlos”, dijo Cortés desde la tribuna, la voz quebrada, los ojos enrojecidos.

La bancada del PAN lanzó descalificaciones a Yunes Linares. “¡Traidor, traidor!”, le gritaron. Yunes padre deslizó que su hijo podría reaparecer por la tarde para defender él mismo el sentido de su voto, que ambos mantuvieron reservado hasta la noche. Y entonces sucedió lo inesperado. Y

a en la sede alterna a la que fueron a sesionar los senadores, la Antigua Casona de Xicoténcatl, apareció Yunes Márquez, sin señales de convalecencia, y retomó el escaño que por pocas horas le resguardó su padre. Fue el propio Yunes hijo quien disipó las dudas en torno a su posición: votaría con Morena.

“Sé que la reforma al Poder Judicial que se nos ha propuesto no es la mejor, pero en las leyes secundarias tendremos la oportunidad de perfeccionarla y de instrumentarla”, dijo, y añadió: “Por eso, en la decisión más difícil de mi vida, he determinado dar mi voto a favor del dictamen para crear un nuevo modelo de impartición de justicia”.

Nada, sin embargo, detuvo la maquinaria del oficialismo.

Ni las protestas ciudadanas de esta tarde, ni las acusaciones de chantaje de la oposición, ni las advertencias de inestabilidad económica anunciadas durante meses.

Los senadores de Morena emitieron su voto recordando en cada momento a López Obrador, a quien definieron como el mejor mandatario de la historia reciente. Para concluir el trámite de la enmienda, debe ser ratificada por los Congresos de al menos 17 Estados. Tarea más que sencilla para Morena, que gobierna en dos tercios del país. Y entonces, López Obrador podrá promulgar su reforma antes de dejar el poder. Tocará a Sheinbaum implementarla. Y pagar los costes.

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